miércoles, 10 de abril de 2013

Pobreza infantil y juvenil en México

Pobreza infantil y juvenil en México

Javier López Osorio 

Miércoles 10 de Abril de 2013


A propósito del reciente programa gubernamental conocido como Cruzada contra el Hambre, vale la pena tomar en cuenta un informe dramático titulado “Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México”, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde se observa la escandalosa dimensión de esta pobreza en México y donde queda claro el largo tramo por andar para disminuir, al menos, las grandes desigualdades presentes en la población mexicana, producto de años de implementación de políticas neoliberales rapaces y contrarias al bienestar colectivo y mayoritario, veamos.

En ese informe podemos leer que la pobreza es más que la escasez o la insuficiencia de ingresos que afecta a los individuos, a los hogares o a las comunidades enteras. Para entenderla se requiere de una visión amplia, que trascienda el enfoque que se limita a abordar la satisfacción de las necesidades específicas y reconozca que, al igual que todas las personas, la población que vive en situación de pobreza tiene derechos fundamentales que derivan en obligaciones legales del Estado.

Y aunque reconoce algunos esfuerzos y avances del Estado mexicano, señala que sin embargo, la pobreza y la desigualdad siguen afectando a la infancia y la adolescencia en México, existiendo con ello una violación de sus derechos más elementales. La pobreza en la infancia tiene características específicas que le dan a su atención y reducción un sentido de urgencia: la probabilidad de que se vuelva permanente es más alta que en el caso de los adultos, igual que la posibilidad de que se reproduzca en la siguiente generación, lo que compromete su desarrollo presente y futuro.

Se añade que esta es una realidad escandalosa e inaceptable, que resulta aún más alarmante en las comunidades indígenas donde siete de cada diez niñas y niños viven en condiciones de pobreza y sólo uno de cada diez niños vive sin ninguna de las carencias medidas por el informe.

La pobreza tiende a formar un círculo vicioso: quienes viven a la pobreza tienen un acceso limitado -o inexistente- a derechos como a una adecuada educación, salud, seguridad y acceso a la justicia. Esto supone una barrera casi infranqueable para escapar a la pobreza, en tanto el acceso a estos derechos no sea garantizado.

La pobreza y la desigualdad siguen afectando a este grupo de la población. De ahí que resulte fundamental reforzar el posicionamiento del tema de la infancia en el centro del debate político, como una oportunidad estratégica de desarrollo.


Conclusión:


Estamos de acuerdo con Javier, es preocupante que estemos en un punto donde es prácticamente imposible escapar de la pobreza y también creemos que es importante empezar a dar peso al tema de la pobreza en los diferentes sectores, como menciona López quizás como un argumento político para ganar o en el caso del nuevo presidente para dejar una buena impresión en este tema en su sexenio.

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